lunes, 6 de julio de 2015

LEVEDADES


Estas últimas noches he dejado  que Pedro Lemebel me hable de sus amores. 
Anoche, mientras me hablaba, pasó un ala o una nube. Era algo leve y gris, algo volátil que convocó una lluvia melancólica y pasajera.
Luego me dormí y soñé que volaba para llegar a una casa donde sólo la luz estaba definida; lo demás era claro en el sueño pero ambiguo en la realidad y no sé explicarlo
Amanecí con otro avance de Canciones y palabras, el nuevo proyecto de Veleta Roja​. Hernán Milla me envío un adelanto en el que   Luna canta una leve canción que es ala, es nube, es mar, espuma y no es gris, sino azul de un azul luminoso como la luz del sitio al que volaba en mis sueños.
Y la canción me lleva a los secretos que me compartió Carlos Cano la pasada semana y los reescucho y soy tan leve que ahora mismo hasta la luz me traspasa, me atraviesa y tengo tantas certezas como dudas, tantas ganas como miedos, tantos caminos como casas, tanta voz como silencio y tanta lluvia y tanto sol, tanto arcoíris que la vida se llena de  preguntas:
¿Dónde está lo real, dónde lo onírico?¿Qué linea delgada separa el ser del estar, la vida del verso, el camino del cuento?
Ando como quien vuela, como quien cantan, como quien se aferra al suelo para que la cabeza siga en su sitio habitada por pájaros y trinos.
Ando con ganas de arroz con leche, de chocolate y sopa, de arrullos, abrazo y ñoñerías varias. Ando con ganas de volver al sitio donde cantan mis palabras sin mi voz.
¿Por qué se quedó Dios la ubicuidad para el solito?