viernes, 26 de julio de 2013

MITADES


 
Cada mañana, mi padre se levantaba diferente. Sólo mirando a sus ojos podía saber quién o qué se sentía.
Cuando despertaba mitad lluvia, mitad sol; a mediodía era arcoíris.
Si  al despertar era silencio y ruido, sería música en la tarde.
Siempre distinto,  pero siempre Él.
Yo prefería cuando amanecía árbol y ala, en la noche  sería nido para acunarme y arrullarme.
Un día quitaron un trozo de su cuerpo y arrancaron su virtud.
Se volvió ausencia y, poco a poco, se fue para siempre.

Al marcharse, mi padre me dejó sin arcoíris, sin música y sin nido.