domingo, 27 de mayo de 2012

LA CASA DE LA "MESÓN"


Nunca es tarde si la dicha insiste en perdurar latiendo, como nueva, como recién llegada. Lo cierto es que a veces me dejo arrastrar por ánimos y prisas y el tiempo me acorrala.
Abril pasó de golpe y mayo me atrapa con la prisa de su fuga. Se me fueron sin permiso las palabras que juntaba para una de mis casas, la Casa de la "Mesón", como la bautizó esa cuentera de raza que es Carolina Rueda y como ella, más que mujer de palabras, es la palabra misma, me robo el epíteto y este sábado del DF, en México, después de saber que el río que atravesó a mi pueblo no se llevó lo más importante y de mirar la apretada foto de la noche de cierre del Festival de la Maison de L`Amérique Latine, alias Casa de la Mesón, en Estraburgo, me desato y viajo unos días atrás como si el tiempo no hubiese pasado.
Yo estuve por intruso, por gorrón, por majadero, porque la Casa es mi casa y a mi casa yo vuelvo cuando quiero. Volví porque me consienten y malcrían para asistir, por la cara, a uno de los Festivales más lindos, jugosos, auténticos y entrañables de todos a los que he asistido y que ya son algunos.
La verdad, la auténtica verdad, la sustenta este espacio genuino que es la Casa de la Mesón, una suerte de aljibe de aguas claras, donde el desarraigo acude a beber agua fresquita o un cafecito, a guiatarrear, a cantar, a charlar, a chismosear, así como se hace en Latinoamérica en cualquier casa de vecino y es que la Casa, insisto, es un proyecto de casa multicultural donde no faltan compromisos y afectos.
          - ALGUIEN PREGONA TAMALES DE OAXACA Y SE ME VA LA OLLA-
                     Sacudo el gordo que me habita y me vuelvo a Estrasbugo.
Todos son responsables porque todos lo dan todo, pero los culpables, lo que se dice culpable, son Ligia Vasquez y José Manuel Garzón (Garzoncillo) a quien por culpa de Ryaner se echó en falta esta vez.
Y es que De bouche á oreille et de boca en boca es un Festival para el oficio y digo oficio, no profesión, porque lo que sustenta este encuentro es que los cuenteros y cuenteras, más allá de sus habilidades y sus dones, sus logros y sus artes, sean capaces de hacer vínculos y lazos de auténticos afectos porque una casa sin la familia unida es una ruina y más esta casa que tiene por propósito recibir, abrazar, arropar (quería decir acoger, pero se presta a confusiones el término y la mala fama me precede)
                 - AHORA NO VENDEN, COMPRAN CUALQUIER COSA VIEJA DE FIERRO-
Aprovecho el lapsus del pregón para dejar divagaciones e ir a lo que iba, a lo que voy.
Por lo general, además de los mimos y atenciones, consolida este Festival, el elenco, casi siempre atinado y que esta vez fue un lujo:
Ana Griott, leonesa que se mueve con habilidad en el mundo de los cuentos populares para contarlos con la palabra precisa, sin alharacas ni oropeles, llevándonos  por caminos antiguos, propios o ajenos, con las necesarias claridades para este tiempo de ahora que enceguece o deslumbra.
Carolina Rueda, colombiana de esencia y raza, palabrera incontinente que sabe como nadie el valor del silencio, la cadencia del texto y que escucharla, verla es siempre (para mí) una clase magistral.
Mercedes Alfonso, una cubana a la que el desarraigo le hundió, aunque parezca absurdo, la raíz en lo más auténtico de sí misma. Juega, sin despintarse, con todos los imaginarios que la pueblan y se le puede llegar al alma siguiendo, confiado, la humedad y la luz que desprenden sus ojos.
Félix Albo, mediterráneo, juguetón, simpático, entrañable que  te zarandea como quien juega a nada para asestarte, con estocada magistral, un golpe el la ternura.
Rubén Martínez, venezolano que desenmaraña la difícil brevedad de sus textos con la maña del músico que hace maravillas con los garabatos de una partitura. Preciso, certero, cercano, único.
Jean-Michel Hernandez, francés hombre de escena que hace del oficio un telar invisible, mientras borda con su voz de mil acentos familiares los paisajes y la gente del Mediterráneo que lo define y lo habita.
Yoshi Hioki, japonés genuino, que no cuenta, dibuja con la pincelada justa sus historias. Las dobla, las desdobla como en el arte del origami, sin dejarnos ver los pliegues de su obra. Gestualidad limpia Un perfecto equilibro de modernidad y tradición.
Y como complemento, como regalo, Ángel del Pilar Colín y Victor Arjona, mexicanos que se acercaron a colorear la fiesta. Ella, manantial; él, río (ya lo dije hace casi un año cuando les conocí en Barquisimeto)  y con quienes tuve la suerte de despertar orejas una tarde maravillosa, en parque hermoso con la ayuda de Daniel que nos sirvió de intérprete y como una iniciativa nueva y muy loable de abrir el Festival a esta ciudad de cuentos.
Si algo resalto siempre de este "GRAN FESTIVAL DE PEQUEÑO FORMATO", es la lealtad y la generosidad del público, la magia que genera contar a tanta gente diversa, diferente y con el hambre común de la palabra que desdibuja ausencias y te lleva a la casa, a cada casa primera que en el recuerdo de todos viene a alumbrar esta Casa común de puerta inmensa.
Un privilegio, una suerte, un regalo y sobre todo el consuelo de que a estas alturas ya sabemos que desde el ocho de abril del próximo año, la Casa de la Mesón, mi casa, la CASA, será otra vez la de los cuentos y si te atreves a cruzar el umbral, será también tuya, definitivamente.

jueves, 24 de mayo de 2012

CALCETINES Y CUENTOS: OFICIO DE TEJEDORES


Oaxaca es un lugar de cuentos, y no precisamente por sus calles, ni por sus colores, no lo es, siquiera, por toda la apariencia mágica que envuelve a quien llega por primera vez jugando a deslumbrarse.
Es cuento porque su gente se presta al juego afectivo de la escucha que propone el cuentero, los cuenteros.
Cuentos grandes para calcetines pequeños, así se llama este Festival que es fiesta y es escuela. Este encuentro de cuenta cuantos que aplaca a la tierra y sus temblores para hacer sitio al temblor fecundo de las almas.
Oaxaca se hace una oreja gigante porque ya es, de antemano, corazón para dejar que fluya la palabra y tejerla con la habilidad de quien maneja desde antaño los telares o molerla, como muelen al maíz para sacar su esencia, al tiempo en que la voz que cuenta, la desgrana.
Y es lindo ver (porque sentir el cuento es verlo) como la palabra se dibuja semilla y como cada semilla toma su camino y se adentra en la tierra, se dispersa en el viento, se apodera de la gente y de sus almas y otras veces queda aferrada a la nada, porque hay palabras con vocación fuga.
Y la calenda va pintando de carnaval la calle y se arremolinan el propio y el extraño para saber que es la hora de la escucha, el momento del cuento, del verso, de la palabra viva.
Y la calenda abre las compuertas al río que fluirá fecundo para inundar la ciudad y preñarla de afectos, de risas, de suspiros, de asombros.
Una semana intensa que ya arrastra el cansancio del los organizadores que resisten, en pie, para cuidarnos, mientras que la ciudad y su gente se muestran enteros a la sorpresa del que acude por primera vez, como es mi caso, para embrujarte y arroparte, recibirte y abrazarte, en la misma medida en que te abrasa  el calor de la tierra.
Contar es un oficio que roza el privilegio, pero contar en Oaxaca; en este Festival joven pero de clarísima esencia y verdadera vocación para tejer caminos perdurables a las palabras y a los palabreros, es rizar el rizo porque no sólo descubres el acierto que supone haber elegido este camino, sino que refuerzas la idea de que esta profesión es patrimonio de la gente que anda a pie de calle y que te mira a los ojos y se desnuda el alma en su mirada; mientras te arropa y te mima porque percibe que el cuentero está solo, con sus ganas y sus miedos, pero con la necesidad imperiosa de que alguien, con hambre de afectos, le mire a los ojos y se deje llevar a ningún sitio o a cualquier parte, real o maravillosa, para fundar y tejer esos lazos que trenzan los amigos viejos.
Quizás no importe el tamaño de los calcetines, ni el de los cuentos, pero esta clara la honda y purísima vocación de quienes hacen posible este encuentro y de la gente que se presta a la dulce magia de hacer perdurar las palabras por mucho que se empeñe el viento en llevarlas consigo para cantarlas quien sabe en qué parajes solitarios.
Oaxaca es un lugar de cuentos porque su gente se presta a combatir con sus miradas y su escucha a la triste cantinela del olvido, mientras juega a caminar desde su imaginario las imágenes conque otros desvelamos las verdades que nos sostienen, nos definen, nos liberan y que, otras veces, nos atan, nos atrapan o nos lanzan convocar los sueños y a censurar las soledades.

CANCIONES PRESTADAS PARA UN POEMA SIN NOMBRE




y la puerta esta comida
donde la ha golpeado el mundo...

S.R

Patadas, golpes, gritos
y se aferra la puerta clausurándolo todo
Se ha cerrado a la luz
la calle en la que habito
la calle que no es calle
y no es camino

Yo entro y salgo
por la rendija
a gatas
como el niño que fui o el que soy
porque ya nada importa

Y la puerta es un muro
y el musgo es la memoria
y la luz es el brillo
y el brillo es la mentira
el oropel que envuelve
la carencia de sueños

Teje mi hermana
araña
el tiempo interminable de su aburrimiento
de su cansancio
de su soledad
su decisión de envejecer tras la puerta
mirando al mundo girar
sobre el mismo eje en que mi madre gira
para llenar los platos
y vaciarlos
limpiarlos
llenarlos
vaciarlos
limpiarlos
en un ritual absurdo de aromas viejos.

Comida está la puerta
roída y vieja
se resiste a caer
y el alma enceguece
y el alma se apaga
y el alma solo es alma en el abrazo
en la mirada
en las voces que entran
en busca de consuelo


ni calle,
ni camino
allí queda la puerta carcomida
y yo vuelvo a escaparme
pero esta vez
me alcanzó la pedrada

martes, 22 de mayo de 2012

LA NADA COMO OFICIO




Dónde quedó el silencio
dónde el río
el olor del café
el chisporroteo del ajo al mediodía
Dónde quedó la luna
y a qué lugar escaparon los cocuyos

letargo
letanía
nada

y la nada lo envuelve
y todo es nada
"nadean"
y me arrastro anfibio al borde
sin hundirme
sin huir
contemplando la nada desde un lugar antiguo
donde me reconozco
"nadeando" pero con la mirada limpia
y algún sueño
la esperanza remota de ser
entre tanto horizonte sin cielo

nada
letargo
letanía

Se ha secado el río
donde lavé la risa
donde guardé mi llanto de ser sin ser
como jugando a nada
porque la nada era un juguete
y se dejaba pintar
por las azules musarañas del sueño
por las absurdas luces que alumbran la esperanza
y la espera

letanía
letargo
nada

Todo tenía sentido
el ajo y aceite aromando al mediodía
el río que fue calle
el café recibiendo al vecino
la luna anunciando quien sabe que presagios
y el cocuyo pretexto para encender la noche

Y aquello entonces era nada
y era la nada una pequeña cosa
no era el todo
ese todo que asfixia
te atrapa
te posee
te arrastra
te desdibuja
y es todo ahora
y ahora todo
es un letargo
es letanía
es nada

HABANA, 10 DE MAYO, PRIMERAS IMPRESIONES


Amanece en La Habana
canta el ruido la canción cotidiana
y un coro de pájaros sin nombre
se suma al desafío que propone la luz
Amanece y yo juego las reglas del olvido
la sensación de ausencia que dibuja la espera.

Y no es la ausencia un nombre
es un abrazo
una mirada
un gesto
el hueco que dibuja
la voz que nada dice
aunque resuena limpia
en la cueva memoria donde el pasado duerme.

Amanece en La Habana
Es primavera
Yo tengo una extraña sensación de fuga
de frío
de no ser
ni si quiera quien intenta decir
para aplacar la soledad
el grito
la nadería gris que borda en su puntada la ausencia...
Ausencia
Ausencia
Ausencia es la palabra
aunque sea mayo primavera
aunque cante La Habana
el despertar del día.