lunes, 21 de noviembre de 2011

"UN AVE QUE SE ELEVA Y CANTA Y CANTA"


Aquellos eran días grises, pero hermosos (la juventud es siempre hermosa)Lázara y yo jugábamos a crecer, a descubrirnos en aquella ciudad de inviernos largos. Lázara cantaba enamorando al mundo y yo quería ser poeta porque mi vocación fueron siempre las palabras, entonces apareció ella, porque Elena llegó o apareció, no lo recuerdo, "como una siempreviva de pétalos temblando que espera primaveras sentada en el alero"
Y nosotros que añorábamos una estación más dulce o luminosa, nos sentamos a su vera para aprender de ella a mirar el mundo de otro modo, quizás para asumir el mundo palpitante que llenaba nuestros veinte años.
Elena Tamargo y sus versos y su amor y sus tristezas y esa manía de "arrimarse" pidiendo cariño fraguaron lo que somos ahora mismo porque si fuimos todos más amigos, fue gracias a su casa de música y de lloros; si fuimos más libres fue porque mientras ella suspiraba por la nieve o algún otro fugaz pretexto, Osvaldo Navarro, nos hablaba de versos o de la Historia de Cuba y nos hacía escuchar a Paco Ibañez o Lázara Peñones nos daba lecciones de humildad y Lula nos daba de comer y nos reñía, con vocación de madre o de hermana mayor.¡Cuántos se han ido!
Elena nos abrió los ojos y sus puertas, nos juntó a los que ahora andamos perdidos por los caminos solitarios del mundo: a Yoel,a Juanita, a Canaán,Popa y a Lázara ya a mí que ya habíamos echado anclas en la hondura de los afectos.
Elena amiga,es otoño en este lugar del mundo y tú te vas sin esperar la nieve y nos dejas así, sin tus despistes, como jugando a nada, como enfermos de una tristeza, como aquella noche de fiebre moscovita en que Nacha Guevara no dejó de cantar y Lázara y yo nos fuimos sin entender otra cosa que tu tristeza honda.
Pero te perdonamos la partida, muchacha de Cabañas por que ya lo dijiste hace unos años cuando dejaste "Sobre un papel tus trenos"
Que limpien mi camino de absurdos y maldades,
no pensar demasiado, no pensar
y con tanto de dicha
jamás insinuaría que me pierdo o me marcho
porque todo se va,
todo suena y será después silencio
todo regresa un día
como un lejano perfume de canela.

Gracias, Elena, gracias y elige una flor para el recuerdo que yo robo unas siemprevivas para poner donde no está tu foto y me quedo muy triste, tarareando un verso tuyo con música de Lázara:

La luz que no se asoma yo la enciendo,
el ave cuyas alas nunca alcanzo
me da en los ojos y se eleva huyendo.


Nota: El título es un verso de Elena Tamargo, se su libro Sobre un papel mis trenos, de 1989

lunes, 7 de noviembre de 2011

OTOÑO, INSOMNIO Y LETANÍA

I
Es otoño esta tarde
Lo anuncian tonos grises en el cielo
y ese naranja incierto
que se lee en las hojas de los árboles
empecinadas en no dar carácter a la estación
en que se fuga o anida la esperanza

Es otoño esta tarde
Lo dice este silencio de domingo que acorrala mi calle
y la hace prisionera de un suspiro que llega de un lugar a penas cotidiano.

Es otoño
Hay olor a leños, a humo
Hay murmullo de cháchara en familia
para que no sea soledad la noche cuando caiga
y desdibuje los matices dorados
con que el sol adorna su melena de esperar los inviernos.

Es otoño
Las hojas se aburren
de convocar un viento que las lleve de viaje a ningún sitio.
La tarde tararea una canción desnuda
Es otoño
Y el nido no está listo
Ni las alas son fuertes para escapar antes que llegue el frío

Esta tarde de otoño es tan larga que recién amanece
y no tengo palabras,
ni leños
ni a nadie a quien decir
que el humo del vecino convoca mis fantasmas


II
Ayer fue el otoño en mi calle
y mi noche se quedó sin palabras
y mis palabras se quedaron sin sueño

Ayer fue otoño
y ahora que amanece
acuden las palabras de siempre
a  convocar la aurora de este día
que será luego tarde
y humo
y silencio
y evocación fugaz
y una canción aprisa
y que será fantasma
y que será otra tarde de otoño sin palabras
que cantará su letanía
hasta que el frío llegue
con los colores nuevos
y el canto lastimero de otras veces


SON LAS 6.30. CANTA SERRAT SU BALADA Y COMO UN REGALO, LLUEVE EN LA CIUDAD, EN MI PATIO