sábado, 28 de febrero de 2009

Palabras con acento para orejas acentuadas...

Contar en Andalucía, desde mi experiencia, es hurgar en la entraña misma de lo que somos (me refiero a los cubanos), es hacer un guiño al "choteo" y a la risa, pero es sin duda aferrarse a una raíz que tiene mejor sabor que la apariencia.
Calañas, Villanueva del Ariscal y Martín de la Jara, el primero de Huelva, los otros de Sevilla. Y en cada uno de ellos tantas orejas y tantos ojos apurados en llegar a reconciliarse con el ritmo de mi relato que se me hacía un pecado terminar la sesión.
Niños y niñas abiertos a la música, al soniquete de mi extraño acento que algunos no entienden y la certeza de saber que cualquiera de sus clases o de sus vivencia pueblerinas tiene mucho que ver con mi niñez descalza.
Lo cierto es que siempre que cuento en el sur, siempre hay alguien que me dice:
-¡Quédate!. Esta vez fue una niña de cuatro años en Calañas que en mitad de un cuento preguntó: -¿Cuándo vienes a mi casa?
Y es que hay un hilo invisible que se llama memoria y que nos sostiene con el mágico balanceo de los afectos. que nos nutre con el soniquete maravilloso de un acento que aunque distinto se amalgama como en una coral bien ensayada.
¿De dónde soy? a veces me pregunto por que tengo miedo de perderme en el "sinsentido" del que cree que ser de aquí o de allá es aferrarse a la apariencia para que sin hurgarte, es decir, conocerte el "extraño" tenga de tí la información que espera: el gesto, el ademán, cualquier "estereotipo-pasaporte" que no deje la duda que has llegado de un lugar que, a su manera, todos conocen.
Para conocer al cuentero hay que venir desnudo, sin prejuicios; hay que venir a escuchar, a sostener la mirada por si alguna palabra se escapa malsonate que no tome el rumbo equivocado y devolverla amable para que el cuento sea el espacio que habitamos más allá de prejuicios, dogmas, esterotipos y miedos...
Todo esto lo escribo el la Biblioteca- Palacio de Durango, en Vizcaya, mientras espero que den las ocho para contar, con las mismas palabras a otras orejas que, a saber que esperan de este cubano, que viene precedido por la peruana Mercedes Carrión y que dejará la puerta abierta a la mexicana Marta Escudero.
"Voces del mundo", así se llama este Programa, y de lo que pase con mi voz dentro de unas horas lo contaré mañana, desde La Mancha, porque mi voz no es nada sin la oreja que la escucha.

martes, 24 de febrero de 2009

calabaza,calabaza,cada uno...


De niño, hace unos cuantos años, en la calle de piedras de mi barrio cualquier rincón era bueno para jugar, para compartir. Todo fluía con la naturalidad conque fluye la infancia. Fluía hasta un límite: la hora del almuerzo.
Previamente sentíamos el olor del sofrito o el trasiego de "poquitos" (en mi barrio se comparten muchas cosas) Entonces sonaba alguna voz adulta :
- ¡Calabaza, calabaza, cada uno pa'su casa. Y el que no tenga casa, que se vaya pa' la plaza! (no sé a qué plaza hubiésemos huido, mi pueblo sólo ha tenido dos parques) Y todos, desperdigados, desaparecíamos para dar tregua al silencio.
Hoy que ando nostálgico lo recuerdo ¡Cuántas ganas de correr ahora mismo a mi casa, a mi única casa!
Pero no se trata simplemente de nostalgias, se trata del impacto de esta foto. Calabazas, muchas calabazas, pero todas distintas, diferentes y apretujadas en un espacio común como enseñando que SER, es algo más que lo aparente.
Tomemos ejemplo, hablemos de lo diverso partiendo de lo común y entonces seremos más iguales, es decir, seremos capaces de aceptarnos diferentes. Ese es el privilegio y de eso se trata.

Animar, dinamizar, entrener...

Hay algo que siempre me asusta: ¿está claro el oficio del cuentero?¿Se sabe cuál es la verdadera finalidad de su actividad?
Morir de éxito es quizás la aspiración de algunos, multiplicar sesiones, auditorios repletos donde se pierden el gesto, la mirada la voz...
Yo creo en las sesiones con los oyentes justos porque escuchar en la narración oral es participar y en ese ejercicio devolver al cuentero su relato, obligarle a reinventarlo, a que sea único en el momento en que lo narra.
Lo expreso abiertamente a riesgo de perder espacios en los que contar. Lo digo porque creo que es bueno sentarse a pensar en algo más que en la rentabilidad de los presupuestos o en el alcance de la gestión de una u otra institución.
Cierto que disfruto con un gran número de niños y niñas caminando el camino de mis palabras, siguiendo el impulso de mi gesto y de mi voz, haciéndome disfrutar y ayudándome a creer más (si cabe) en mi oficio, pero luego me surge la pregunta ¿A qué vine? ¿Las palabras se las lleva el viento?
No se trata de hacer grandes alardes de virtuosismo, se trata de pequeños ejercicios de afectividad para que nuestra sesión se integre a un proceso, para llegar a todos y quedar como un "fueguito" latiendo en su memoria y desatar imágenes que reinventar, caminos nuevos que tomar o fundar...

sábado, 21 de febrero de 2009

Donde nacía la lluvia...

La casa de mi infancia, mi única casa, era tan alta, tan alta, que desde el piso sólo mi madre veía las arañas que llenaban de trampas los altísimos rincones del techo. Y digo techo, porque así le llamaban a aquel telón llenito de remiendos y agujeros por donde el sol jugaba a hacer estrellas y las estrellas se disfrazaban de cocuyos cada noche.
De tan vieja a mi casa le dio por las ventanas. No le alcanzaban sus puertas y, poco a poco, se fue llenando de rendijas, por las que entraban mariposas, bejucos, lagartijos y vecinos. Estos últimos casi siempre venían por un buchito de café o a curarse el empacho.
Si llovía, mi casa era el aguacero. Desde el techo caía la llovizna y pegadito al suelo aparecía un río, que de lado a lado atravesaba la casa de mis juegos. Todo para que mi madre perdiera la cordura e Ivis y yo viéramos pasar el agua subidos en la cama y escondidos debajo de las sombrillas conque mi madre nos protegía del catarro (...)

Aquella sí era una casa, no tenía jardín con nomeolvides y se volvía un infierno si llegaba el diluvio. Pero entraba la luz, que en las noches salía por los huecos para llamar la atención del que pasaba. Sólo tenían tiempo exacto las comidas; el resto de las horas se juntaban entre carcajadas, libros, canciones y juguetes. No faltó nunca la ternura y mi abuelo llevaba su caballo hasta el mismo lugar donde mi madre guardaba las almohadas, por eso los sueños eran tan divertidos
Hasta aquella casa todo llegaba sin permiso: la sambumbia de Nana, el café de Mayo, el gato de Mariquita, la risa de Sofía, las gallinas del mundo entero que morían de amor por el gallo jamaiquino. Todo cabía en mi casa, por eso era tan linda, con su vejez, con su color de casa campesina, con sus olores a humedad, con sus lagartijas. Todo cabía allí: mis sueños, los hijos de una gata perdida, la risa de mis primos, los juguetes que morían de envidia guardados en sus cajas y aquellos libros conque mi infancia entró al mundo y que, una vez, la lluvia se los llevó consigo, porque en casa mejores los niños no sabían de cuentos, ni de hadas.

domingo, 15 de febrero de 2009

El puchero de los cuentos

"El caso es que mientras más vueltas le doy a las ideas, más fija se me hace una sola:aquella de que el hombre siempre tiene dos hambres". Con esta frase termina uno de los cuentos más bellos del cuentista (término que en Cuba se aplica a los escritores de cuentos)Onelio Jorge Cardoso, el cuentero mayor; un cubano cubanísimo que supo bien contar nuestras honduras con una sabia mezcla de humor y poesía.
"El caballo de coral" fue la historia que me inspiró la idea de juntar dos de mis pasiones: cocinar y contar. Ya en largas conversaciones con José Campanari y Carolina Rueda en el piso de "soltero gozón"(término acuñado por Rubén Martínez) que habitamos los narradores que visitamos Torrente, saboreábamos, como quien degusta un delicioso puchero el privilegio de sentir que los cuentos eran nutritivos y sabrosos, que eran una prolongación de la cocina.
Carolina se atrevió con espectáculo para chuparse los dedos que recién había incorporado a su repertorio y Campanari, que ya andaba reposando la masa, se ha atrevido a hacer un taller donde sabiamente mezcla las dos artes. No le he visto, él mismo me lo ha contado; pero conociéndole puedo asegurar que debe ser una fiesta para los sentidos.
Yo, por mi parte, he tenido la suerte de que en Ciudad Real, Lemus, Prado y Juanama se atrevieran a abrirme las puertas y la cocina de Pachamama para guisar y contar. Por ahora sólo lo hemos hecho cada dos meses y esta última vez dos días seguidos: miércoles y jueves(GRACIAS AL PÚBLICO); el tema:el erotismo y lo afrodisiaco. Bien, estuvo bien, muy bien. Me cansa pero me regocija estar mezclando y buscando sabores, probar y probar hasta que encuentro lo que busco y entonces...
El puchero de los cuentos es un lugar de encuentro, allí acudimos todos para enterarnos de algo de un modo distendido y luego encontrar, en cada cucharada del puchero, el sabor de aquello que la oreja escuchó y el recuerdo o el corazón o la memoria retuvieron.
Yo disfruto: me libera y me estresa; me compromete y me salva, me obliga a encontrar otro sentido a mi oficio, al privilegio de mi oficio y entonces subo al escenario desatado con los olores de la cocina conduciendo la historia el soniquete del puchero en mi garganta, marcando el ritmo de mis palabras.
La próxima vez será el 26 de marzo, recién llegado de Cuba, estaré con mi amigo José Lemus y volveremos al Ajiaco, al ajiaco cubano, en esta ocasión con música, cuentos y cocina en directo, o al menos una parte de la cocina.
Así que quien quiera apuntarse a la fiesta sólo tiene que andar cerca de este lugar de La Mancha y acercarse y sumarse y dejarse llevar porque lo mejor de estas noches es el viaje conjunto a quien sabe qué parte.

jueves, 12 de febrero de 2009

Un guiño a la nostalgia porque sí

Fueron muchas las canciones con las que crecimos los actuales "cuarentones" cubanos que andamos desperdigados por el mundo. Muchas, muchísimas, hubo de todo, pero sin dudas, Vinagrito, forma parte de muchas infancias ¡Gracias, Teresita Fernández!
¿Y ahora qué música escuchan los niños y niñas?¿Qué canciones les cantamos?¿Tendrán algún recuerdo rítmico que compartir mañana?
Yo que cuento, a veces "malcanto" porque creo que es una manera linda de llegar por eso os regalo este vídeo y os remito al último de los cuentos por teléfono de Rodari: "Historia universal", es para quienes creemos que se puede: ¡arremangaos, que hay trabajo para todos!
Intentemos hacer un sitio a la buena música para niños y niñas, para lo hombres y mujeres de luego, es lícito (porque es de humanos) tener nostalgias; suelen ser menos perjudiciales que las culpas.
Ya os iré contando y cantando.

martes, 10 de febrero de 2009

Un trocito de luna


Si la luna sonríe
una luz rosada
colorea a la noche
que avergonzada...

Así empieza otro de los poemas del libro que preparo a partir de los dibujos de un Taller de personas con discapacidad psíquica, este trabajo es de Eulalio, un artista sin palabras pero con luz suficiente para sorprender
¿Alguien se anima a continuar el verso? Es un juego ¡Intétalo!

¿Por qué contamos?

Llevo días con ganas de decir, pero el silencio roto por la monotonía de las teclas no es mi aliado. He preferido siempre mirar a los ojos y dejarme llevar por el sonido de la voz como abducido, como poseso,
Es por esa razón que llevo una semana intentando el reencuentro y desde el sábado con ganas de decir que fue bueno asistir al Encuentro de Narradores en Madrid; para más señas, En el Escorial y escuchar las reflexiones de los que daban "redondez" a la mesa redonda, como quien poda su propio árbol para que se parezca al resto, para identificarse, reconocerce, aliarse..
El reencuentro, las caras de siempre con la huella del tiempo, las sorpresas, siempre buenas sorpresas, y confirmar la certeza de que a pesar de los pesares hay "mucha piedra para hacer pared " (que no muro) y seguir construyendo pilares para sostener el arte que nos sostiene.
Después de la comida y los abrazos en espacio de reflexión que me deja la convicción de que no son suficientes las buenas intenciones y que hay que seguir armando este marasmo de prácticas, aspiraciones y conceptos para hacernos respetar, para hacernos valer.
Hay cosas que tengo más que claras: hay que ser autentico, hay que ser honesto y hay que seguir mirándose en el otro para que nos devuelva nuestra verdadera dimensión, nuestras alas, nuestros miedos y nos arrope y nos cure para seguir contando, que es una manera de volar

domingo, 1 de febrero de 2009

De casa a Valencia y viceversa

En el instante en que decidí reconsiderar y asumir, gracias a la insistencia de Toni, mi oficio de "bloguero", contaba mi llegada a Canet, en Valencia; pero este fue el comienzo de una gira (palabra de mi adorada Carolina Rueda)
Conté y hablé contando mis visones e intentando poner en el tablero las auténticas misiones del Animador a la Lectura.Parte de este viaje la reflexión de la anterior entrada.
Estuve,a demás con maestros y maestras en Puzol, el miércoles, y con chicos y chicas de la Escuela (me gusta ese detalle del valenciano como lengua y de los pueblos donde la tradición se mantiene) de Alfara de Algimia, el jueves,para concluir la visita en el CEFIRE de Valencia.
Todo bien, orejas vivificadoras que acunaban mis palabras y me devolvían con sus ojos una frase nacida de la lectura de un cuento del compatriota Joel Franz Rosell y que supone mi propia conclusión de su historia y mi visión de este complejo y rico mundo de la Animación a lectura: "los castillos de arena son como las ilusiones, lo importante no es que perduren, ni siquiera que se hagan realidad. Lo importantes es encontrar razones y personas para juntarnos y construir castillos, sueños e ilusiones"
Nada que me volví griposo pero con la cabeza llena de castillos y con la certeza de que hay que darle la vuelta a la razón, tomar las riendas al tiempo porque hay muchos en el camino con la idea de defender ese castillo vulnerable, pero vistoso que es la Animación a la Lectura.
Me fui con ganas y con miedos, he vuelto con gripe, más ganas y en el sitio de los miedos, mil preguntas.

Animar a qué

Animar a leer, he ahí el gran dilema. Me asusta, siempre, el hecho de que se crea que sólo contar cuentos es un método infalible para acercar al mundo de la lectura y de los libros.
Y digo me asusta porque siempre que me enfrento a un auditorio de docentes para hablar de mis pasos y mis visiones de este complejo y enrrevesado mundo de la Animación Lectora creo que me faltan armas para saber dónde termina y dónde empieza mi labor como animador.
Y es que empecé a descubrir este inagotale camino en mi tierra, en un tiempo en que los libros escaseaban pero florecían la magia y la poesía. De esta experiencia iniciática se deriva mi visión de que, más allá del libro, los talleres deben tener como finalidad la creación de espacios de relación en los que la lectura, la literatura y la palabra sean puentes que articulen e integren a los participantes.
Deduzco, entoces, que quizás nuestro papel como cuenteros, cuentistas, cuentacuentos, narradores orales sea el de poner alas y sonido a las palabras para que en el soliloquio del lector con el texto (sea cual sea el texto) vivan, palpiten, sean...